coses soltes del mon salvatge en el que tenim la sort de viure i alguna amargura oculta
dissabte, de gener 05, 2008
el valencia y el poder politico y religioso
El PP calla; la Iglesia otorga
Dos semanas han pasado desde que Ronald Koeman entró en ebullición y el Valencia CF estalló como un volcán. Quince días, con sus correspondientes noches, son mucho tiempo para que nadie del PP haya abierto el pico culpando a Zapatero de una de las crisis más convulsas que ha vivido el club en su ya larga historia. Ni Zaplana, tan callado últimamente, ni el siempre ocurrente González Pons, ni la fogosa Rita, ni el histriónico Pujalte, ni el bocazas de Ricardito Costa... Nada. Teniendo en cuenta la propensión enfermiza de los peperos a responsabilizar a ZP de todos los males habidos y por haber, su silencio respecto a la situación del VCF resulta ensordecedor. De manera que, siguiendo, sensu contario, sus perversos razonamientos, si Zapatero es inocente, Rajoy es reo.
Más aún: a nada de cuanto acontece en el VCF es ajeno el PP. Para Camps, el club es una conselleria más; para Rita, otra concejalía. De delegado de ambos ejerce Jesús Wollstein, auténtico comisario político del partido en el VCF, cuyos éxitos o fracasos amenazan con pasarle factura electoral al presidente de la Generalitat, a la alcaldesa de Valencia y, por elevación, al mismísimo Rajoy. Porque lo que es el PSPV, nada tiene que ver en el desbarajuste de Mestalla. Despejado a córner Juan Ignasi Pla, xoto hasta la médula y, por ende, gran consentidor de Juan B. Soler, los que ahora cortan el bacalao en Blanqueries están fuera de toda sospecha. Joan Lerma, como es bien conocido, bebe los vientos por el Levante UD; Mari Tere, en estímulos futbolísticos, debe vibrar, como mucho, con la Selección española. Es decir que, en lo concerniente al VCF, los sociatas, ni pinchan, ni cortan. Todo el protagonismo, para bien o, como en este caso, para mal, lo asume el PP.
En cambio, si que habría que esperar un posicionamiento al respecto y exigirle una responsabilidad a Don Agustín -co?mo le llaman sus fans-. El flamante cardenal, que siempre ha chupado cámara cuando los éxitos del VCF, debe salir ahora a dar la cara. Si sacó pectoral en los triunfos, ahora debería asumir sus culpas en los fracasos. Hay que saber estar a las duras y a las maduras. Y Su Eminencia Reverendísima, tan parlanchín y entrometido últimamente en asuntos terrenales, está tardando en marcarse una pastoral solemne, una epístola a los fieles o una simple homilía dominical, dedicada a iluminarnos sobre la situación tan delicada que vive el VCF. Hay posicionamientos que resultan imprescindibles. Y silencios que son muy elocuentes. Como los de Camps, García Gasco and company, en torno al culebrón del VCF. Que digan algo
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1 comentari:
No les metía fuego yo a los políticos...
Y a los curas pa qué contarte colega..
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