Centenari enric valor

dimecres, de març 11, 2015

Trece polémicas para disfrutar discutiendo en Alcoy

El humor de javier llopis sobre les neures alcoianes es impagable.

Montaje gráfico realizado por Xavi Cortés
A los brasileños les vuelve locos el fútbol, los italianos se apasionan por la pasta y por la ópera, los rusos son conocidos por su amor al vodka y a las canciones melancólicas y a los alcoyanos nos gusta, por encima de todo, una buena discusión. Somos la ciudad de las polémicas; una comunidad bronquista, que aprovecha cualquier asunto para dividirse inmediatamente en dos bandos y para atacar al contrincante con todo tipo de argumentos, ya sean hablados o directamente gritados. En su afán de servicio público, Tipografía La Moderna les ofrece a sus lectores una pequeña guía para moverse con comodidad en el siempre complejo mundo de las trifulcas alcoyanas.
1-El nombre de la cosa
El gusto por la bronca nos ha llevado a los alcoyanos a convertir en motivo de disputa hasta el sacrosanto nombre de la ciudad. La solución salomónica de la cooficialidad Alcoy/Alcoi no ha logrado cerrar la trifulca, que periódicamente se asoma por las páginas de la prensa o por los foros de internet. Esta batalla inacabable ha tenido también sus aspectos positivos: gracias a ella Alcoy/Alcoi es una de las ciudades del mundo con mayor número de expertos en Filología por metro cuadrado; asimismo, el uso de la y griega o de la i latina en un texto nos permite descubrir rápidamente de qué pie cojea políticamente el autor y finalmente conviene tener en cuenta que el enfrentamiento lingüístico les ha dado mucha vidilla a los componentes de esa anónima cofradía compuesta por tipos frikis que salen por las noches a corregir carteles indicadores en nuestra red de carreteras.
2-Camilo contra Ovidi
Es automático; cada vez que alguna institución anuncia un reconocimiento a Ovidi Montllor, surge un movimiento ciudadano reclamando honores para Camilo Sesto. Entre los dos cantantes alcoyanos existen las mismas semejanzas que entre un huevo y una castaña. Camilo son peinados imposibles cargados de laca, pantalones de campana, cuellos de camisa interminables, éxitos internacionales y baladas melosas en castellano en las que noche siempre rima con reproche. Ovidi es calculado desaliño indumentario de cantautor, valenciano feroz pronunciado con furia, ascetismo musical de guitarra de Toti Soler y películas duras sobre oscuros dramas rurales, en los que siempre acaban matando a golpes de azadón a algún siniestro agricultor. Uno aparece en el Hola y el otro en las páginas culturales de los periódicos de Barcelona. Son el cielo y la tierra, el yin y el yan y a su alrededor se ha desatado una de esas interminables y gratuitas polémicas, que llevan el sello made in Alcoy. Un disco de duetos entre los dos músicos habría contribuido a estrechar lazos entre los dos bandos irreconciliables. A falta de esta grabación imposible, tendremos que seguir en la lucha eterna.
3-Sanus: ángel o demonio
Veintiún años en la Alcaldía dan para mucho. La figura de José Sanus Tormo no admite términos medios. Para unos sectores de la ciudadanía, el paso por la política del ex alcalde socialista es una de las grandes catástrofes alcoyanas, sólo comparable a las epidemias de cólera, a los terremotos o a las destructivas gotas frías. Para otros, nos hallamos ante un político providencial, que llevó a esta ciudad a un nuevo siglo de oro urbanístico y que nunca ha sido suficientemente valorado. Los dos grupos en conflicto no dudan en manipular la Historia para apoyar con argumentos su posición: los contrarios a Sanus le atribuyen desastres que se produjeron mucho tiempo antes de que el político socialista hubiera nacido y mucho tiempo después de que hubiera abandonado el Ayuntamiento; enfrente, sus fans más acérrimos no dudan en convertir al ex primer edil en el protagonista de todo tipo de hazañas heroicas y milagrosas: desde la muerte de Al Azraq a las puertas de Alcoy a la llegada de la luz eléctrica.
4-Ciclistas y señoras con chándal
¿La parte asfaltada de la Vía Verde es para los peatones o para los ciclistas?, ¿en caso de choque inminente, quién tiene la preferencia: un runner con leotardos negros o una señora mayor con chándal que pasea con su vecina Ritín?, ¿se aplican a esta ruta gimnástica los mismos preceptos circulatorios que a las carreteras comarcales o está sometida una normativa especial?. Estas preguntas les quitan el sueño a miles de alcoyanos y provocan encendidas discusiones en las que todos los grupos en conflicto aseguran defender la verdad absoluta. Hasta que el Ayuntamiento se decida a buzonear por todas las casas de Alcoy un imprescindible “Manual de instrucciones de la Vía Verde”, seguiremos anclados en esta guerra interminable, acompañada de un dramático parte de bajas compuesto por paseantes atropellados y ciclistas estrellados en un barranco.
5-A pie o en coche
Alcoy es una ciudad poblada por expertos urbanistas. En cuestiones de diseño urbano, las opiniones son como los culos: todo el mundo -por descerebrado que sea- tiene uno. Uno de los grandes temas de debate es la peatonalización del centro. Como era de esperar, aquí también hay dos posturas enfrentadas. Están los que piensan que el centro está muy mal, aunque puntualizan que estaría mucho peor si se prohibiera el paso de vehículos por determinadas calles. Enfrente están los que creen que el centro está tan mal, que resulta imposible empeorar su situación por muchas tropelías que se cometan en la zona, incluidas la peatonalización o la recuperación de las tartanas para el transporte público. En este apasionante toma y daca dialéctico llevamos metidos treinta años, mientras las casas se derrumban y se cierran los comercios (incluidos aquellos establecimientos cuyos clarividentes dueños consideraban que la peatonalización era un sinónimo de ruina para el barrio).
6-Cola versus gaseosa
La duda nos corroe: ¿es patriótico beberse el café licor con gaseosa?, ¿puede considerarse plis play un combinado de café que no lleve Coca Cola o en su defecto Pepsi?. La inexistencia de una Real Academia Alcoyana del Trago ha llevado nuestra tradicional tendencia a la discordia hasta las barras de los bares y hasta las mesas de escoti de las filaes. La imparable irrupción de la “llimonà” en nuestro día a día alcohólico ha desatado fuertes enfrentamientos. Hay quien piensa que el uso de la gaseosa atenúa los desastres estomacales generados por la ingesta masiva de café. Otros opinan que estamos ante un brebaje poco alcoyano, propio de gente de Muro y de Cocentaina (pronúnciese con un cierto deje de superioridad bayosa). Esta agotadora y estéril discusión ha hecho que mucha gente haya decidido pasarse directamente a la cerveza para evitar conflictos, disparándose hasta límites insospechados las ventas de la casa Mahou en la ciudad.
7-La superpolémica
Teoría 1: si por la calle de San Nicolás baja una escuadra festera de mujeres (o peor, mixta), el cielo caerá inmediatamente sobre nuestras cabezas, el Barranc del Cint se cerrará en un gran movimiento telúrico de rocas y los jeques de los Emiratos Árabes dejarán de comprar cortinas de nuestras fábricas, arrasando la economía de la ciudad. Teoría 2: si por la calle de San Nicolás baja una escuadra festera de mujeres (o mejor, mixta), el 50% de la población alcoyana podrá participar plenamente en las fiestas de su pueblo, se cumplirá la Constitución y la ciudad entrará en una fase de placidez, que nos convertirá a todos en unas personas más amables y más relajadas, que pasearán por el mundo con una eterna sonrisa en los labios. Estos son básicamente los dos grandes argumentos enfrentados en nuestra superpolémica: la de la participación femenina en los festejos de moros y cristianos. Nadie se escapa, los 60.000 habitantes de Alcoy estamos obligatoriamente adscritos a los principios de la teoría 1 o de la teoría 2. Aquí, el término medio siempre resulta sospechoso.
8-Lo desbarat de la Canal
Alcoy nunca ha tenido suerte con la Canal. En esta puñetera zona del término municipal fueron derrotadas clamorosamente las huestes cristianas por los sarracenos en 1276, en un desastre bélico conocido en la crónicas como “lo desbarat de la Canal”. Siete siglos y pico después, este paraje sigue desbaratándonos la vida y protagoniza una de nuestras polémicas más estériles y más prolongadas en el tiempo. La posibilidad de ubicar industrias en esta zona divide a la sociedad alcoyana desde hace 20 años: unos creen que el futuro de la ciudad pasa por construir fábricas junto a la autovía y otros creen que cualquier infraestructura puede suponer en una catástrofe para el acuífero del Molinar. Al contrario de otros debates alcoyanos, en éste uno puede cambiar de bando con normalidad y sin excesivos contratiempos: grandes partidos, como el PSOE y el PP, lo han hecho y siguen ahí tan ricamente.
10-Superllavors contra el Siniestro Doctor Entonses
Hay alcoyanos que dicen llavors y hay alcoyanos que dicen entonses. El uso del adverbio castellanizado es un resto de largas épocas de sometimiento a los dictados gramaticales de la “Una, grande y libre” y forma parte de un inagotable catálogo de “sabataes”, que daría tema para un tratado de unos cuantos centenares de páginas. Hay que señalar, sin embargo, que con el paso del tiempo ambas palabras se han utilizado para establecer fronteras ideológicas. Los usuarios del llavors suelen ser tachados de catalanistas y los del entonses se ven envueltos por un aura blavero/derechista. Se trata de una simplificación muy burda, propia de mastuerzos del tipo Alfonso Rus, que no puede tomarse al pie de la letra. Hasta la mismísima Isabel-Clara Simó reconocía en una entrevista sus dificultades para sacar de su vocabulario coloquial el endemoniado y alcoyanísimo entonses.
11-La gran bronca alcoyana
En un lado del ring, razones sentimentales y de respeto a la tradición. En el otro, argumentos económicos y justificaciones prácticas. En el centro del cuadrilátero, gente dándose ostias hasta en el cielo de la boca. Estamos ante la gran bronca alcoyana, ante la más autóctona de nuestras polémicas: Fiestas en fin de semana o 22,23 y 24 sempre. Este conflicto ha tensionado la política local, ha acelerado la caída en desgracia de algún alcalde ilustre, ha convertido en batallas campales algunas plácidas comidas de familia y ha transformado la “germanor” de algunas filaes en algo parecido a Juego de Tronos. Alrededor del dichoso calendario se ha creado una literatura propia y cuando pasen los siglos y lleguen los arqueólogos, se volverán locos para explicar las miles y miles de páginas de periódico que ha generado este “gravísimo problema”.
12-Los murciélagos del bien y del mal
La capacidad de los alcoyanos para discutir es infinita y en numerosas ocasiones, no hace falta ni siquiera encontrar un motivo importante para abrir la disputa. Cualquier excusa vale para darnos leña dialéctica y ahí están los pobres murciélagos de la Cova Juliana para demostrarlo. El retraso de las obras de la autovía, provocado por la obligación legal de hacer una obra suplementaria para conservar una colonia de esta especia protegida, nos colocó al borde de la guerra civil. Surgió un sector irritado, que dedicó todos sus esfuerzos a desprestigiar y a atacar con violencia inusitada a estos inocentes quirópteros alados, culpándolos de nuestro secular aislamiento geográfico y en general, de todos los males de la ciudad. Enfrente, estaban los que defendían la importancia de estos animalitos para la conservación del patrimonio natural; señalando además que si llevábamos casi 40 años esperando la autovía, tampoco se iba a morir nadie por aguantar unos meses más. Fue una trifulca breve pero intensa, de la que salió muy mal parada la imagen pública de la gran familia murciélaga alcoyana: todavía hay gente que cuando pasa por la zona de la cueva, no puede evitar un despectivo ¡vaya pajarracos de mierda!.
13-Manchester o Las Vegas
Un buen día, a un redactor de discursos políticos se le ocurrió el concepto “proyecto de ciudad”. A partir de ahí, en Alcoy fue el acabose. Surgieron enseguida dos facciones: unos defendían la continuidad del modelo industrial que tantos éxitos nos ha dado y los otros se decantaban por convertirnos en una ciudad de servicios. Mientras se discutía si queríamos ser Manchester o Las Vegas, nadie hacía nada para apoyar a la industria ni para apoyar al sector servicios. Los próceres alcoyanos pronunciaron brillantes panegíricos, la gente comprometida asistió a sesudas jornadas de reflexión y expertos de todo el mundo escribieron exhaustivos informes sobre nuestro porvenir. Mientras tanto, las estadísticas demográficas sobre la alarmante pérdida de habitantes nos demostraban que el debate ya estaba resuelto: había triunfado el proyecto de ciudad fantasma.