Centenari enric valor

divendres, de gener 30, 2009

repressions diverses


La policía autonómica ha realizado las identificaciones, las agresiones y las detenciones seleccionando previamente a sus destinatarios. En el cruce de la vía verde con las pistas de la Eibar-Gasteiz la voz de mando de los uniformados les ordenaba "detener y dar a los conocidos". Igual hecho tuvo lugar al realizarse las detenciones en la Casa de Juntas de Urbina, llevándose a personas señaladas las cuales constituyen el grueso de los detenidos.

La burda nota de interior basando la actuación policial en la llanada de Luko en una supuesta respuesta ante la colocación de barricadas y lanzamiento de piedras (iconos de una ya criminalizada lucha callejera que en nada se corresponde con los parámetros de una invasión masiva a pecho descubierto y en campo abierto de los terraplenes), nos habla no sólo de la obscenidad de un poder público que no siente ya la necesidad de elaborar justificaciones siquiera plausibles, sino de una nueva fase de hostigamiento al movimiento antiTAV.

Pues este proceso de oposición con sus iniciativas constituye un salto sobre los corsés con los que se ha ido atenazando la movilización social, aunando en su seno actividades de corte estrictamente legalizado con seguras actuaciones públicas contra estos mismos límites. Así, el uso continuado de las herramientas de la desobediencia, ha producido importantes retrasos en las incipientes obras, ha obligado al gobierno central a aplicar procedimientos de urgencia…; en definitiva a través de innumerables iniciativas se ha conseguido visualizar la férrea determinación de los opositores, y mediante estas acciones mayormente simbólicas se ha hecho patente un inestable y contestado inicio de obras.

Sin embargo contra algunas de estas iniciativas (como el plante en las oficinas de la ADIF en Bilbao con la detención y procesamiento de los encartelados encaramados al techo del kiosko publicitario) se ha intentado ya que sean juzgadas por la Audiencia Nacional, la cual hasta la fecha se ha inhibido a favor de las A.Provinciales de habitual competencia en estos asuntos menores. Similar suerte al suceso acaecido ya en noviembre en el Goiherri, y que tras su desestimación por la AN volvió a los juzgados tolosarras. Parece que en esta estrategia de erosión del activismo es determinante que los protagonistas de las acciones que pretenden ser elevadas a quasiterrorismo posean las características de militantes habituales y reconocidos de la oposición, con lo que se visualiza una neta intención de amedrentamiento al núcleo activista y un aviso ejemplarizante para el resto.

Son estos los primeros casos de penalización de la "lucha X" (denominada así por el gabinete de interior español) y que supone elevar los actos de desobediencia, aquellos que ponen a prueba la elasticidad de los límites de la protesta, a categoría de delito terrorista. Así, la estrategia de este maquiavélico gabiente se supone la misma que se llevó a cabo a finales de los años noventa, cuando algunos delitos de estragos a los que se les suponía intencionalidad política se elevaron por atribución policial a asuntos tratables por el tribunal de excepción AN.

Sumemos a esto la rabia jeltzale por la inteligente actuación del conjunto de la oposición contra el TAV, que huyendo de las urgencias mediáticas y de los alineamientos políticos al uso, se dotó de sus propios tiempos para generar sus opiniones y a partir del cruel hecho de la muerte del industrial Uria, estableció un consenso que ha fortalecido su coordinación.

Y a esta diseñada estrategia española, junto a ese quemazón jeltzale se agrega ahora también la competición preelectoral entre estas dos administraciones para generar un golpe de efecto represivo que les aúpe como paladines del orden público, tradicional ya actividad a mes vista de la fecha de la celebración de los comicios.

Así llegamos a Luko. Con sus últimas actuaciones y declaraciones, el movimiento anti TAV ha sabido romper con las expectativas que se les atribuyen, demostrando entre otras no estar sujeto a obediencias externas. Sigue buscando la paralización del proyecto mediante la acción y la denuncia y su escuela muestra que para luchar es necesario desbordar los cánones otorgados, incluso los dados a los sectores en ruptura. Rechaza medias tintas y opone a la obstinación institucional su propia determinación como movimiento.

Así, su estilo de movilización, se enfrenta al espacio del rechazo domesticado, de la romería dominical característica de la impotencia de una izquierda que acepta los límites designados. Este estilo inquieta afortunadamente y no sólo en los sillones del poder autonómico y central. Un estilo que llama a apartar la resignación y que a través de su práctica ensancha los límites de lo posible

Porque es tanto su independencia como su determinación en utilizar todos los recursos de la movilización social lo que produce esa incertidumbre liberadora que ahora inquieta y moviliza a las administraciones.
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