Centenari enric valor

dilluns, de juny 07, 2010

Article de javier llopis en ara multimedia sobre la legionela


Además de un motivo de preocupación, la sucesión de brotes de legionela en Alcoy se ha convertido en un auténtico misterio. Pasan los años y nadie es capaz de explicar porqué nuestra ciudad ha de sufrir periódicamente esta plaga. Ahí, van algunas pistas

1-Al contrario que en otras localidades de España, que han sufrido el mismo problema sanitario, en Alcoy la legionela nunca se acaba. Después de un brote viene el siguiente y así, sucesivamente hasta 16, durante los últimos once años. Las explicaciones oficiales para este estado de excepción permanente no son demasiado sólidas. Los jefes de la sanidad pública hablan de una extraña combinación, en la que intervienen cuestiones como la climatología y la orografía de la ciudad. Estas circunstancias se reproducen casi milimétricamente en otros mil municipios; que por alguna extraña bendición del cielo, no han de soportar la peste de la bacteria.

2-En Alcoy nunca hay muertos por neumonía causada por legionela. Es éste otro rasgo diferencial, que nos distingue de otras ciudades en las que sí se han producido fallecimientos. En Alcoy, hay personas (pacientes con múltiples patologías) que estarían vivas si no hubieran cogido la legionela. Es un matiz gramatical muy sútil del que han hecho uso y abuso nuestras autoridades sanitarias, deseosas de atenuar en lo posible las dramáticas consecuencias de su incapacidad para acabar con el problema..

3-La bacteria, además de provocar oleadas de enfermos, también genera una auténtica cascada de eufemismos. En Alcoy, hace tiempo que no hay brotes; existen agrupaciones espacio-temporales de enfermos. Un amigo mío fue agredido el otro día por la calle y cuando se presentó en Comisaría para hacer la denuncia, les dijo a los policías: "Vino una agrupación espacio temporal de macarras, me pegaron una paliza y me rompieron dos costillas, después de robarme el móvil y 50 euros que llevaba en la cartera". La Conselleria de Sanidad no acaba con las epidemias, pero está creando escuela lingüística.

4-La bacteria no afecta, no ha afectado, ni afectará nunca jamás a la red de aguas potables de Alcoy. Esta es la doctrina oficial, mantenida de forma insistente desde el Ayuntamiento y el Consell. La afirmación choca frontalmente con una situación repetida e incontestable: cada vez que hay un brote, el agua del grifo se convierte en lejía, a pesar de que se niegue ostensiblemente la existencia de un aumento de los niveles de cloración. Es muy difícil resistir la tentación de sumar dos y dos.

5-Como no hay mal que por bien no venga, la legionela de Alcoy ha acabado por convertirse en el desencadenante de importantes negocios. Además de disparar las ventas de agua mineral, la bacteria ha creado una auténtica legión de profesionales especializados en el control de los equipos de refrigeración. Pero esto, son miserias al lado de la morterada generada por operaciones urbanísticas como la de La Estambrera, en las que la legionela fue el motivo principal para justificar una injustificable recalificación de terrenos. Como los magnates americanos, en Alcoy hay una nueva clase ricos que puede afirmar con orgullo: "empecé con una bacteria microscópica y he logrado amasar una gran fortuna".

6-Como la aceituna del anuncio, la legionela alcoyana es una bacteria como ninguna. Es una mezcla de la bala mágica del asesinato de Kennedy y de la Hormiga Atómica. Contraviniendo todos los principios de la microbiología, la bacteria realiza largos recorridos (se supone que volando) por el casco urbano de Alcoy y consigue afectar a personas que en su puñetera vida han pasado por delante del presunto foco. En los momentos de mayor histeria sanitaria, aparecieron ciudadanos que aseguraban haber visto a la legionela -que según ellos, tenía el tamaño de una almeja de carril- dando vueltas a los puentes. Finalmente, esta teoría fue desechada por falta de fundamento científico.

7-En el 90% de los casos, la legionela alcoyana es una bacteria huérfana. Los grandes brotes del año 2000 dejaron un trágico rastro de enfermos y de muertos, sin que en ningún momento se informara sobre la filiación de su foco. Esta táctica, que no se ha utilizado en ningún otro lugar de España, se ha repetido en casi todas las oleadas posteriores, con las honrosas excepciones de La Estambrera y de las misteriosas máquinas de asfaltar que traían la no menos misteriosa agua de Ontinyent. El objetivo de este persistente anonimato está claro: evitar que los enfermos puedan exigir responsabilidades a una empresa o a alguna administración concreta.

8-En otros lugares de España, dimiten concejales de Sanidad y los juzgados condenan a pagar multas a las empresas cuyas instalaciones han generado los brotes epidémicos. La legionela alcoyana es diferente, ya que no genera ni responsabilidades políticas, ni judiciales. Aunque este grave problema de salud pública está evidentemente causado por la incompetencia de las autoridades sanitarias; en la práctica, recibe el mismo tratamiento que recibiría un terremoto o cualquier otro desastre natural impredecible. Valga como ejemplo, el hecho de que después de 16 brotes, no se tiene noticia de que nadie haya pagado una sanción económica por incumplir los decretos de prevención.

9-En los últimos años ha ido cobrando fuera una teoría estrictamente alcoyana sobre la legionela: la culpa la tienen los periodistas. Tras estudiar varias carreras y hacer un montón de masters en salud pública, los dirigentes sanitarios han llegado a una conclusión genial: el problema no existiría, si los medios de comunicación no lo contaran. Sin saberlo, estos genios han abierto una nueva vía para la medicina moderna. Este peculiar método permitiría acabar con una interminable lista de dolencias que desde hace siglos afectan a la Humanidad: desde los cólicos de riñón a la halitosis, pasando por el olor de pies hereditario.

10-La legionela alcoyana ha ocupado páginas y páginas de la prensa nacional e internacional. Figura, por derecho propio, en los mejores tratados mundiales de salud pública. Sin embargo, a la inmensa mayoría de los alcoyanos este gravísimo problema sanitario se la trae floja. Para buena parte de los habitantes de esta ciudad la bactería forma parte del paisaje, como el Barranc del Cint, "les mullaores" de la calle San Lorenzo o las "albondigues d'aladroc". Nos hallamos ante un éxito evidente de la política informativa del Ayuntamiento y del Consell, dos instituciones empeñadas en convencernos de que es absolutamente normal que las personas se pongan enfermas por el mero hecho de respirar en una calle de Alcoy.

1 comentari:

Judith ha dit...

Un artículo realmente bueno.
Pero, ¿alguien ha visto que algún político alcoyano asuma sus responsabilidades? Ni la legionela, el desastre de la Rosaleda, ni Serelles, ni la Estambrera, ni nada de nada. Sólo son responsables de que a final de mes les ingresen el dinero de los sueldos desorbitados que ellos mismos se han puesto, dietas a parte.
Una verguenza.