Centenari enric valor

divendres, de febrer 15, 2013

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A lqbal Masih lo vendieron sus padres a los 4 años por 16 dólares a un fabricante de alfombras. Hasta los 10 años tuvo que trenzar alfombras y kilims (tapices) con sus propias manos. Le pagaban una rupia (hoy, 0.007 céntimos de euro) al día. Iqbal era empobrecido, analfabeto, estaba enfermo, pero nada ni nadie le impidió liderar una cruzada contra la esclavitud infantil en su país, lo que le costó un tiro por la espalda que acabó con su vida a la temprana edad de 12 años. Hasta entonces consiguió ser presidente de la sección infantil del Frente de Liberación del Trabajo Forzado de Pakistán (BLLFP). Fue la primera persona, siendo un niño, que denunció el trato inhumano del trabajo infantil en ese ramo. “Yo no temo al patrón, él me teme a mí”, resumía Iqbal con esta frase su espíritu de sacrificio y de lucha.
La batalla de Iqbal consiguió que el Gobierno paquistaní cerrase numerosas empresas de alfombras, sobre todo en la zona de Lahore. Ocurrió en 1995 pero hoy casi nadie recuerda su historia.
La historia de Malala Yusafzai es más reciente, y por tanto conocida. Con 15 años se ha convertido en una de las más férreas activistas a favor de los derechos de las mujeres en el valle del río Swat (Pakistán), donde el régimen talibán ha prohibido la asistencia a la escuela de las niñas. Malala alcanzó notoriedad el 9 de octubre de 2012 cuando fue víctima de un atentado. El motivo del ataque, según argumentaron sus propios agresores, fue el blog que publicaba desde 2009 en la BBC en urdu bajo el pseudónimo Gul Makia, en el que reflejaba el horror que había supuesto para su comarca el progresivo control de los talibanes desde 2007 y defendía el derecho a la educación de las mujeres. Tanto ella como su familia han recibido numerosas amenazas de muerte por parte de talibanes desde que se produjo el ataque. Mediante Change.org son cientos de miles las personas de distintos países que se suman a la petición de la candidatura de Malala al Premio Nobel de la Paz.
Malala Yousufzai lee un libro en el hospital británico en el que se recupera de la cirugía (AP)
“¿Cómo puede ser que cada vez haya más niños y niñas que luchan en nuestro mundo y además lo hagan bien, mientras los adultos nos planteamos cómo hacerlo?”, comenta Moisés Mato, filósofo e investigador de la teoría de la desobediencia civil no violenta1 desde hace 22 años, además de creador del teatro de la escucha y uno de los promotores de la Plataforma No violencia y acción solidaria. “En España comemos todos los días, la mayoría tenemos un techo bajo el que vivir… Ahora estamos empezando a recibir la misma receta del FMI que durante años han sufrido otras regiones (ellas de una manera más brutal), y nos creíamos que donando el eurito del café, como algunas ONG nos indican, era suficiente para paliar el sufrimiento de las personas que las padecían”.
Henry David Thoreau, padre de la ideología de la desobediencia civil no violenta, decía: “bajo un gobierno que puede encarcelar a alguien injustamente, el lugar de la persona justa es la prisión”. “A todas luces, estamos en un Estado así”, asegura Mato. Thoreau llegó a pensar que tan sólo una persona que se enfrentase a una ley, cuestionaría con su vida esa ley. “Hablaba de un peso moral en uno mismo, que hoy se nos escapa…”, afirma Mato. “En los últimos 30 años hemos desarrollado la buena conciencia. Todos nos creemos buenos, cuando la verdad es que la mayoría somos bastante cómplices de este sistema, y afrontarlo desde ahí es necesario si queremos hallar una solución”.
Moisés Mato destaca 3 ideas fundamentales de la teoría de la historia del movimiento de desobediencia civil no violenta: conciencia, cultura y persona: “Si la conciencia no está por encima de la ley, hay que pensar si somos o no seres humanos”, afirma categóricamente. “Las leyes están hechas contra los pobres, ¿hay alguna ley contra los ricos? Ellos son las que las promueven, aprueban, sus lobbies los que ejercen grupos de presión…” (…) “El tema legal debe estar relegado al de los cambios morales. Menos leyes y más sociedad; menos Estado y más sociedad”. “La sociedad integrada por seres humanos no necesita tantas leyes, el sistema sí”
Para Eric Sanz, abogado y miembro de la comisión Legal Sol, las leyes han servido como herramienta de represión contra los más desfavorecidos desde los inicios de la historia.
“Tras los golpes de Estado se establecen normativas mediante la violencia”, señala Sanz que continúa su argumentación: “detrás de la ley está la costumbre y la costumbre es norma. Si una ley se deja de obedecer, se acaba”.
Pone como ejemplo la Ley de Extranjería que permite encerrar a personas que no han cometido delito alguno en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), por la mera falta administrativa de no tener los papeles en regla. Destaca Sanz en referencia a este tema, la actual reforma del Código Penal por la cual será delito, que podrá llegar a ser penado hasta con dos años de prisión, acoger a una persona inmigrante en situación no regular. “La desobediencia por razones de conciencia no es ilegal. Es un derecho fundamental”, concluye.
El segundo de los conceptos fundamentales destacados de la teoría del movimiento de la desobediencia civil no violenta es la cultura. Tal y como señala Moisés Mato al respecto: “La desobediencia no violenta no es una teoría, es una cultura, y como tal, tiene varias manifestaciones, una de ellas la teórica”.
A finales del siglo XIX el movimiento obrero, se constituye como el movimiento de empobrecidos de la desobediencia civil no violenta más importante de toda la historia. “No es casual que se sepa de él tan poco, hasta en las facultades de historia”, comenta Mato. “El movimiento obrero entendió perfectamente que no había otra forma de cambiar su situación sino era desde los códigos de una cultura propia: la cultura obrera”. Lo hicieron mediante una buena organización: sindicatos y la difusión – llegaron a crear más de 100 periódicos propios y eso a pesar del alto porcentaje de analfabetismo que había entre sus miembros–. “De ese modo, y mediante una lógica instintiva que les llevaba al colaboracionismo y la solidaridad, lograran muchas cosas”, asegura.
Martin Luther King creía que la violencia era indivisible, reflexión que está directamente relacionada con el tercer concepto de la teoría de la desobediencia civil no violenta: la persona. “Martin Luther King no luchaba por los derechos de los negros, sino por el de todos los empobrecidos. Esa justicia es indivisible por el propio concepto de persona”. Bajo esta premisa, comenta Mato, se enfrentaba un día, y otro, y otro… a los perros de la policía y a sus mangueras con agua. Decía César Chávez al respecto, “Os venceremos con nuestra capacidad de soportar el sufrimiento”. “Ser persona es ser capaz de sufrir por el otro, ¿actualmente estamos dispuestos a hacerlo?”, pregunta Mato, que continúa: “la dificultad de tener una cosmovisión de la realidad, quizá sea una de las grandes trampas en las que caemos. Impide encontrar las raíces de los grandes temas. La fragmentación social en la que vivimos, nos impide ser personas” (…) “35.000 manifestaciones en este país durante 2012, pero de manera fragmentada, cada uno a lo suyo“, ese no es el camino que ha marcado la historia de la teoría filosófica-política de la desobediencia civil no violenta, según Mato. “Lo que debemos plantearnos es si somos personas dispuestas a sufrir por otros y si estamos dispuestos a perder. Cuando se produce esta toma de conciencia, ya no hay prisa; no hay largo ni corto plazo. Es entonces cuando podremos dedicarnos a ir al fondo del problema” (…) “Pasar del lo quiero todo y lo quiero ya [pancarta que recuerda haber visto en Sol durante la acampada del 15-M]; al lo doy todo y lo doy ya”.
Desde esta Plataforma se considera necesario una revisión profunda de la teoría de la desobediencia civil no violencia a lo largo de su historia: análisis de los logros de los movimientos y sus fracasos… En este sentido Mato afirma vivir en un mundo dominado por la violencia estructural y afrontarlo no sirve de nada sin tener en cuenta la complejidad del hecho y hacerlo desde una actitud dinámica, dos conceptos muy ligados a la realidad. “El actual reto de los movimientos sociales es conseguir no ser una disidencia tolerada de aquí a cinco años, sino lo están siendo ya”.
“El sistema se estudia a fondo la lucha de los movimientos sociales a lo largo de la historia: cómo se producen, se alimentan, la capacidad para integrar las resistencias… ¿Nosotros estamos formados tanto como el sistema en esto? Yo creo que no”. Mato afirma que desde mayo del 68 los movimientos sociales se dedican a dar vueltas llegando siempre al mismo punto de partida, y por tanto, sin conseguir avances significativos. “Las luchas sociales no se deben comenzar desde cero, como si lo que anteriormente hicieron otros no sirviera para nada. Hay que tenerlo en cuenta, y mucho”.
Por eso desde esta Plataforma insisten en la necesidad de la instrucción previa, mediante un estudio filosófico-histórico-política-social, es decir, una formación integral de lo que significa la desobediencia civil no violenta. Después llegará el auténtico despertar, para posteriormente romper y transformar. “Sin la preparación previa se podrá despertar y romper, pero nos quedaremos en el intento de transformar”, afirma. “Falta una pedagogía que recoja y acredite todo el movimiento de la desobediencia civil no violenta”. “Tenemos que reformular el concepto pero desde una perspectiva histórica-filosófica” (…) “Estamos ante un infantilismo social y cultural, que se enfrenta contra otro infantilismo político. Estamos en un momento idóneo para dar el paso. Llevamos 20 años intentardo darlo. Sin una formación y organización sólida, la subversión y desobediencia masiva fracasarán. Ese fracaso refuerza al sistema”.
“Hoy en Europa, como antiguamente, los pobres luchan”, con estas palabras Mato reafirma su opinión de que existen signos evidentes de que es importante que retomemos en el camino de la desobediencia civil no violenta, aunque insiste en que hay que darle forma y ser capaces de prolongarla en el tiempo, no conformarnos con pequeños avances, sino ir al problema estructural de fondo para atajarlo de raíz.
Grupos de desobediencia civil no violenta actuales más significativos en el Estado español

Protesta en contra de los desahucios en Madrid en noviembre de 2012 (AP Photo/Andres Kudacki)
“Este señor es un criminal. Y como tal deberían ustedes tratarle. No es un experto. Los representantes de las entidades financieras han causado este problema, son esta misma gente la que ha causado este problema, la que ha arruinado la economía entera de este país y a esta gente ustedes la siguen tratando de expertos”. Así mostraba Ada Colau, representante de la PAH, su indignación y la del grupo al que representa en sucomparecencia ante Congreso de los Diputados (Comisión de Economía), el pasado 5 de Febrero de 2013.
El nacimiento de la PAH Barcelona está relacionado con los movimientos antiglobalización de hace una década, que formaron a una generación activista que les llevó a tomar la calle en el 2006 con el Movimiento V de Vivienda. Ada Colau, filósofa de formación, y Adrià Alemany, economista, provienen de éste movimiento. Ellos, junto con Ernest Marco, de la Oficina de Derechos Sociales del Ateneu Candela de Terrassa, Lucía Martín y Lucía Delgado son el núcleo inicial de la PAH.
Fue Lluís Martí, vecino de La Bisbal del Penedès (Tarragona), la primera persona que logró frenar un desahucio, el suyo propio, en noviembre de 2010. Unos mese antes, en junio del 2010, la PAH y el Observatori Drets Econòmics Socials i Culturals (DESC) llevaban al Congreso una propuesta de modificación de la ley hipotecaria que fue rechazada por el PP y el PSOE. Fue el 2 de noviembre de 2010, cuando la PAH organizó una protesta pacífica frente a la casa de Luis Martí logrando la paralización de la orden de desahucio. Empezaba así la campaña Stop Desahucios, que consiste en acciones de resistencia no violenta que retrasen los procesos de desahucio por presión de la gente. De momento han conseguido paralizar más de 560 desahucios. A raíz del 15-M se crearon comisiones de vivienda en los barrios y florecieron las PAH en toda España: hoy día ya hay más de 100 núcleos en todo el Estado español.
Desde sus inicios, la PAH se fijó tres objetivos claros: una reforma de la ley hipotecaria que incluya la dación en pago (la entrega del piso salda la deuda con el banco) retroactiva en caso de residencia habitual y con deudores de buena fe; la moratoria de los procesos de desahucio, y que las familias puedan permanecer en la vivienda desahuciada en régimen de alquiler social, es decir, por una renta cuyo importe no supere el 30% de la renta familiar disponible. En breve el Congreso debatirá la petición de la PAH, que ha recogido ya más de 1.400.000 firmas de ciudadanos para que se acepte, y que está previsto que sea rechazada hoy por el Congreso con los votos en contra del Partido Popular.
Asamblea de profesionales de cerrajería de Pamplona- Iruña 
El cerrajero, en un desalojo judicial, suele llegar después de que los ocupantes del piso ya se han ido. Su papel consiste en desmontar la cerradura original, poner una nueva y entregar las llaves al procurador, que luego las entregará al banco que se ha adjudicado la vivienda. Son los procuradores que representan a las entidades financieras los que deciden a qué cerrajero llamar para este tipo de trabajo. Lo suelen hacer aleatoriamente, pero en Navarra, tendrán que hacerlo a cerrajeros de fuera debido a que la Asamblea de profesionales de cerrajería de Pamplona- Iruña, constituida por 15 empresas y autónomos del sector que representa la práctica totalidad de los profesionales de este gremio en Pamplona, se negó desde hace dos meses a hacerlo.
Campaña lanzada por Médicos del Mundo para sumar adhesiones de profesionales sanitarios a la objeción de conciencia contra la exclusión sanitaria de las personas inmigrantes en situación irregular. Con esta campaña también se busca recabar apoyos de la ciudadanía a la objeción sanitaria contra el Real Decreto Ley 16/2012 y contribuir a la iniciativa puesta en marcha por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) el pasado 10 de julio y que suma ya más de 1.300 profesionales objetores contra la exclusión sanitaria.
Además, se trata de sensibilizar y movilizar a la ciudadanía en apoyo de la profesión médica y a favor del derecho a la salud. Por eso en la propia web de la campaña, se incluyen diversos materiales como una carta modelo que cualquier ciudadano puede dirigir a su médico para solicitarle que objete contra la exclusión de las personas inmigrantes.
Médicos del Mundo se acoge en esta iniciativa de desobediencia civil no violenta, al hecho de que el acceso a la salud sin discriminación para todas las personas es un derecho humano reconocido en los principales instrumentos legales y normas internacionales. Desde el Juramento Hipocrático hasta la adopción en 1948 de la Declaración de Ginebra de la Asociación Médica Mundial (AMM), la profesión médica ha expresado en forma de código deontológico su compromiso con la misión de proteger la salud sin ningún tipo de discriminación.
La Declaración de Lisboa de la AMM sobre los Derechos del Paciente recoge: “Cuando la legislación, una medida del gobierno, o cualquier otra administración o institución niega estos derechos al paciente, el personal médico debe buscar los medios apropiados para asegurarlos y restablecerlos”.
A partir de esta premisa, hacen un llamamiento al personal de salud (sanitario y administrativo) para que objete frente a la exclusión del acceso a la salud de las personas más vulnerables de nuestra sociedad, especialmente del colectivo de inmigrantes sin permiso de residencia. “El personal de salud puede y debe hacer saber que curar es mucho más que una obligación, que es un derecho y que debemos poder ejercerlo sin restricciones”, señala en la página web de la iniciativa, Álvaro González, presidente de Médicos del Mundo.
En esta misma línea trabaja el movimiento Yo SÍ, sanidad universal, en el cual una serie de usuarios y trabajadores del Sistema Nacional de Salud (SNS) han organizado una campaña de desobediencia civil frente a la reciente reforma sanitaria, desarrollan líneas de acción para articular y visibilizar la objeción de conciencia de los profesionales al RD y para organizar, sostener y proteger la desobediencia civil de profesionales y usuarios para mantener la atención sanitaria.
El movimiento de desobediencia civil no violenta Yo no pago, propone insumisión económica en aquellos servicios, como por ejemplo, el euro por receta cuya implementación acabó por suspenderla el Tribunal Constitucional tanto en Cataluña como en Madrid.
Antes de que esto sucediera muchas personas ya habían decidido hacerse insumisos, en concreto llegaron a ser miles las personas en la Comunidad de Madrid en la primera semana de la implantación de la medida. Los formularios oficiales que la propia Consejería de Sanidad repartió en las farmacias se agotaron en un tiempo récord. Mediante plataformas como Yo no pago, se le ofrecía la posibilidad al propio usuario de imprimir los formularios por Internet, por si en su farmacia se habían agotado.