Centenari enric valor

dilluns, de desembre 30, 2013

Article de juan enrique ruiz

La crisis es ahora la excusa perfecta para perpetuar la parálisis de iniciativas que, simplemente, permitirían a Alcoy ponerse al día. Por eso asusta pensar en el futuro.
Hablaba hace unos meses Álex de la Iglesia sobre el rodaje de su película Balada triste de trompeta entre las ruinas de El Partidor, en pleno centro histórico de Alcoy. En una entrevista en Televisión Española el cineasta aseveraba que no había encontrado una zona tan devastada en toda España. Solo él sabe lo que se ahorró en decorados tras localizar toda una barriada que se ajustaba a lo que pretendía mostrar: un área arrasada por la Guerra Civil en la que una compañía circense instalaba su carpa.
Las palabras del director deberían espolear al Ayuntamiento para buscar la complicidad de otras administraciones y obtener apoyo para recuperar El Partidor. Si la zona presenta unas condiciones excepcionales en España, necesita unas medidas específicas, que superan a la capacidad de la administración local e incluso de la autonómica -en el caso de que tuviese alguna reserva en la caja-.
El caso de El Partidor, y del casco antiguo por extensión, revela el carácter quimérico de muchos de los proyectos pendientes en Alcoy, que precisan inversiones descomunales tras años de olvido, agravios y abandono. En el caso del centro de la ciudad, el Ayuntamiento solicitó en el año 2000 fondos europeos del plan Urban para rehabilitar el barrio. Pretendía recibir 41,4 millones de euros. El proyecto fue desestimado y el municipio se conformó con 6 millones procedentes de la Generalitat que han dado para todo (desde recuperar el Principal hasta pagar parte de la construcción del fallido Palacio de Justicia). Parece imposible que la ciudad pueda reunir una inversión de aquellas características. Se habla mucho de recuperar el centro pero la realidad apunta hacia la inviabilidad dado el carácter descomunal de la iniciativa.
No es el del centro histórico el único ejemplo de proyectos que se antojan imposibles de realizar. En la lista destaca la reforma del tren Alcoy-Xàtiva. Resulta que los 60 millones prometidos por la Generalitat y el Ministerio de Fomento apenas sirven para garantizar la seguridad del servicio, nunca para mejorar la velocidad de viaje. ¿Cuánto dinero sería necesario para cambiar el trazado y ofrecer un servicio competitivo, con vehículos que viajen a más de 80 kilómetros a la hora?
¿O cuál puede ser el precio de recuperar El Molinar, cuna de la industrialización de la Comunidad Valenciana? Es otra muestra de años de abandono que ahora provocan que la puesta en marcha de un hipotético proyecto esté más cerca del delirio que de la realidad. Al igual que en El Partidor, no parece que el carácter único de la zona (la primera por su desolación, ésta por su valor patrimonial) despierte el interés de otras administraciones.
La crisis es ahora la excusa perfecta para perpetuar la parálisis de iniciativas que, simplemente, permitirían a Alcoy ponerse al día. Por eso asusta pensar en el futuro. Con la rémora de las iniciativas pendientes la ciudad piensa ahora en construir, según plantea el Plan de Movilidad, importantes infraestructuras, como el bulevar, la ronda sur entre Batoy y la autovía o el nuevo acceso por el Viaducto. Con los precedentes expuestos, ¿alguien piensa realmente que estos nuevos proyectos serán algún día realidad?